Gladiadores

Un gladiador era un combatiente armado que entretenía el público en la Antigua Roma.

Aunque la figura del gladiador se remonta al rito ancestral de las inmolaciones humanas y a los juegos atléticos en las ceremonias fúnebres, en Roma se convirtió en una profesión «vocacional» tenida por infame, que seducía a gentes marginales. El espectáculo seguía una lógica atroz.

Algunos gladiadores eran voluntarios que arriesgaban sus vidas y su posición legal y social al presentarse en la arena. La mayoría eran menospreciados por ser esclavos, educados en duras condiciones, marginados socialmente y segregados incluso tras la muerte. Independientemente de su origen, los gladiadores ofrecían a los espectadores un modelo de la ética militar de Roma y, al combatir o morir con dignidad, podían inspirar admiración y reconocimiento popular.

Combatiendo en el anfiteatro protegidos por equipos pesados, el contendiente que se declaraba vencido debía esperar el veredicto de los espectadores que , con sus gritos, reclamaba o no su muerte. El oficio fue cada vez más peligroso: si bajo Augusto la muerte del vencido era una excepción, bajo Marco Aurelio se convertiría en una norma.

“AVE, CAESAR,
MORITURI TE SALUTANT”